Un bochorno para cerrar una era
Sonrojo azulgrana. "Débil, sin carácter, que se deja manejar por otros", es la definición en el diccionario de pelele, que define a la perfección el horripilante bochorno que dejó el Barça de Quique Setién en Lisboa ante un Bayern descomunal. Todos los fantasmas que algunos vislumbraban y la enorme diferencia entre ambos equipos se plasmaron con extrema nitidez. Fue un equipazo contra un equipito. Este Barça desnortado desde la directiva, pasando por un entrenador superado y por un equipo incapaz, necesita una dificilísima regeneración, vacío en la caja y en su fútbol, viendo vagar al mejor jugador del mundo, hoy capitán de un naufragio, como alma en pena.
Cambio de ciclo. Esta goleada histórica, una herida honda, ocho puñaladas en el corazón del barcelonismo no se solucionan sólo con el cambio en el banquillo de Quique Setién. Hay que cambiar el Barça de arriba abajo, ser agradecidos con lo que queda de una generación única, pero exigir un cambio total, sabiendo que se va a necesitar un periodo de transición para arreglar mucho más que un descosido. La debacle es total y las responsabilidades tienen que ser compartidas. No son fáciles los finales para los grandes equipos de la historia, pero la manera de languidecer ha sido la peor.
Festival del Bayern. Como si de la flota de Lufthansa se tratase, este equipo de aviones, sabedor de su enorme superioridad física, y con una presión alta majestuosa, aceptó el intercambio de golpes, e impuso su ritmo y su pegada demoledoras para este Barça de gruyere. Con Müller, en modo Torpedo, la frescura de Davies o Gnabry o la batuta de Thiago, para más inri, dieron un auténtico recital, un baño que quedará para siempre en la retina de todos los aficionados al fútbol y en la historia más negra del club azulgrana. LaLiga se queda sin equipos en la Champions.
Los veinte de Julen. Lopetegui dirigió 20 partidos a la Selección. Ganó catorce, empató seis y todos conocemos el triste e injustísimo final de la historia. El mismo Lopetegui lleva 19 partidos sin perder con el Sevilla, seis antes y trece después del confinamiento, batiendo un récord en la historia del club. El mejor United de los últimos años, una enorme potencia económica del fútbol mundial, se cruza en las semifinales, lo que supone un reto descomunal para el pentacampeón de la Europa League y para su ambicioso entrenador, la última esperanza del fútbol español en Europa.