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Bale, de superman a supermarrón

Vino con 24 añitos, era la gran sensación de la Premier. Gareth Bale, el chico que cualquier madre querría como yerno, alguien ideal, un producto del Withchurch School de Cardiff en el que compartió aula con otros dos ases del deporte como el capitán de los British & Irish Lions de rugby, Sam Barburton, o el entonces medalla de oro olímpica (luego ganador del Tour) Geraint Thomas. Florentino se enamoró definitivamente de él cuando vio en Times Square un cartel gigante suyo que promocionaba la Premier. Y vino Bale, "como se te conoce aquí en España", entonces el fichaje más caro de la historia del fútbol, 101 millones...

Quién iba a imaginar aquellos días el final de Bale en el Madrid. Su físico le ha permitido llegar hasta donde lo ha hecho. Verse convertido en el blanco de las críticas más feroces y el miedo constante a las lesiones le han cambiado hasta el carácter. Ahora tiene 31 y es hermético y desconfiado. Mira atrás y ve su carrera como un trago amargo por el que ha tenido que pasar... Y se refugia en el golf, su gran pasión. Es el sueldo más alto de la plantilla junto a Ramos (14,5). Se lo dieron porque lo generaba y se lo merecía. Está en su derecho de no querer moverse a otro equipo si no es cobrando lo mismo. Él no fue quien rechazó ir a China el verano pasado. Tampoco ser vendido al United de Mourinho en 2017. Está acostumbrado a ser el pim-pam-pum. Es Bale, de superman a supermarrón.