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Presión del City y amenaza ofensiva

Reflexión. La derrota y consiguiente eliminación del Real Madrid por parte del City merece una lectura profunda. Y lo merece porque hay cosas que son puntuales. Por ejemplo, los errores de Varane. Pienso que el primero es consecuencia de algo colectivo y que el segundo es responsabilidad del central francés, pero es un campeón, un futbolista contrastado al que no es habitual verle cometer errores en partidos de este nivel.

Sin dinamita. El análisis no debe ir por ahí, en mi opinión. En la Liga doméstica al Madrid le ha funcionado el hecho de convertirse en un equipo más sólido y comprometido en tareas defensivas para paliar su falta de pegada en relación a años anteriores, pero siempre tuve la sensación de que en Champions no iba a ser suficiente. De hecho, en esta edición de la máxima competición europea, el Real Madrid no ha defendido ni mejor ni peor que cuando fue campeón, no he visto grandes diferencias. Los rivales han tenido sus opciones como las tenían en esas cuatro ediciones cuando los blancos levantaron la Copa de Europa. La diferencia ha estado en la dinamita que ha faltado arriba. Años atrás el Madrid te mataba cada vez que llegaba, los partidos se abrían y sabías que los de Zidane tenían las de ganar. Ahora la sensación es diferente. Creo que cualquiera de los grandes candidatos que todos podamos tener en la cabeza tiene futbolistas más letales en la punta del ataque. Por ahí deben venir los refuerzos a la espera de que Hazard asome por fin la cabeza.

Asfixiado. Si concretamos en lo de Mánchester, muchos problemas del equipo para superar la presión alta del City, que saltaba con tres arriba. Gabriel Jesus y Sterling realizaban una presión de fuera hacia dentro, que terminó por originar el 1-0, y Foden se colocaba de manera muy inteligente por delante de Casemiro para impedir que el brasileño pudiera recibir de espaldas y realizar un tercer hombre con los centrales. Tampoco la segunda línea se acercó lo suficiente como para estirar del todo a los de Pep y obligarles a una situación de uno contra uno donde el juego directo pudiera haber sido efectivo.

Inocuo. El Real Madrid tampoco ha sido estos años un conjunto obsesionado con sacar el balón desde atrás, de hecho recuerdo a Keylor lanzar en largo cada vez que había posibilidad de peligro inminente. También faltó mucha agresividad ofensiva, sobre todo cuando Ederson se veía obligado a jugar directo y eso duelos caían en los pies de jugadores madridistas. Donde tuvo que aparecer el vértigo, apareció la temporización. Faltó un futbolista poderoso en la conducción para batir líneas del rival y unir las propias. Ese futbolista debía ser Hazard, Valverde… como años atrás lo eran Isco o Modric. Ahí le hubiera podido hacer daño a un City al que se le vieron las costuras las pocas veces que el Madrid le exigió.

Casemiro, desarropado. Por último, se protegieron muy poco los costados de Casemiro. Ese bloque medio con 1-4-1-4-1 fue muy vulnerable a la espalda de los volantes y el centrocampista brasileño estuvo desbordado todo el partido. Un claro ejemplo de que el Madrid no encontró la manera de ajustar la presión ante el City es que cometió únicamente tres faltas en todo el encuentro...