El tenis se desmorona
El tenis agoniza atrapado en su globalización, en la incapacidad de reunir a las mejores raquetas sin el impacto del virus. Esta semana tendría que haber sido feliz, porque por fin se ha estrenado el primer torneo internacional posterior al confinamiento, pero lo ha hecho sólo en el circuito femenino, con ausencias notables, envuelto en polémicas sobre sus condiciones sanitarias, y rodeado de noticias que no auguran un buen futuro. El calendario alternativo de la WTA, más atrevido que el de la ATP, arrancó este lunes en Palermo, entre duras críticas que cuestionan por qué las jugadoras comparten el hotel con turistas. El positivo de una tenista, cuya identidad no ha transcendido, ha avivado la inseguridad de un evento del que ya se borraron ilustres como Halep, Konta y Ostapenko.
Estos primeros raquetazos oficiales del verano han coincidido con una noticia esperada: la cancelación, por segunda vez este año, del Madrid Open. Ni pudo ser en mayo, ni podrá ser en septiembre. La Comunidad no ofrece garantías sanitarias para su celebración, con todo el dolor de su viceconsejero Antonio Zapatero, campeón de España máster de este deporte. La ubicación de este torneo ocupaba un lugar estratégico en el calendario, porque servía de puente entre Estados Unidos y Europa, y entre la pista dura y la tierra. Rafa Nadal y Novak Djokovic, que todavía no han aclarado si jugarán el US Open, sí habían anunciado su presencia en Madrid. Un revés. El Grand Slam de Nueva York y el Masters de Cincinnati siguen adelante con una burbuja montada entre un hotel del aeropuerto y sus instalaciones, aunque ya veremos quién los juega. El avance de la pandemia en EE UU genera incertidumbre y temor. Barty, Kyrgios y Ostapenko ya han comunicado su ausencia. No serán los únicos. La vuelta del tenis se desmorona.