NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Epitafio de un Valencia que fue campeón: “Es lo que hay”

El Valencia ha tenido más vidas que un gato para meterse en Europa y un partido tras otro se ha tirado al vacío hasta quedarse sin más jornadas por las que arrastrarse. La temporada, con o sin Europa League, era un fracaso de por sí, aunque no estar en Europa agrava la tropelía. Dijo Marcelino en agosto que solo los cangrejos andan hacía atrás y el club de Peter Lim está de nuevo donde estaba el equipo antes de la llegada del asturiano. El Valencia del entrenador que se decida fichar en Singapur (a priori Javi Gracia, aunque váyase usted a saber cómo acaba la cosa) no se paseará por Europa el curso que viene. En el Siglo XXI el Valencia sólo se ha quedado cinco veces sin salir de España y tres han sido bajo la propiedad de Meriton Holdings (imagino que de esto no hará fotomontaje el club en Twitter ni tampoco comentarios).

El Valencia de Lim se ha quedado a la friolera de 17 puntos del que era su objetivo y por detrás en la clasificación de Villarreal, Real Sociedad, Granada y Getafe. Enhorabuena a todos ellos, sus méritos son también demérito blanquinegro. 166 millones de euros de coste de plantilla son muchos como para quedar en novena posición. Responsables del desaguisado son Celades, Voro y los jugadores. Pero ninguno de ellos son los culpables. Lo es la tropelía que cometió Lim allá por septiembre y de quienes le cuentan desde Valencia lo que el dueño quiere escuchar. El club escribió entonces en redes sociales una frase que resume el cúmulo de despropósitos: “Es lo que hay”. Epitafio a un Valencia que hace un año era campeón y ahora un despojo de ilusiones. En Sevilla, qué casualidad, se cerró el círculo y Javi Gracia o quien será el elegido, cogerá al Valencia donde se lo encontró Marcelino: fuera de Europa. Quizás con menos bichos verdes en el vestuario, seguramente con más talento del que hoy nos imaginamos que pueda quedarse, pero también sin un Mateu Alemany a su vera. Miedo da, la verdad.