La verdad absoluta de Alonso
Fernando Alonso se siente muy cómodo en las redes sociales. Básicamente porque le permiten tener un contacto directo con sus aficionados, algo valorado por bastantes deportistas, es lógico y positivo. En su caso, además, le sirve para esquivar la intermediación de los periodistas, a los que nunca ha tenido excesivo aprecio y menos incluso desde que algunos (que nada tenían que ver con las carreras) empezaron a husmear en su vida privada, en sus relaciones sentimentales. De eso ya hace mucho tiempo, pero la fobia del asturiano lejos de aplacarse se ha apuntalado y no duda en dejarlo bien claro en cada oportunidad que se le presenta: acaba de ocurrir en relación a las informaciones publicadas sobre su supuesto regreso al equipo Renault de F1, puede que incluso de forma inminente.
El ovetense insinúa a sus millones de seguidores que los periodistas se ríen de ellos y que para informar, ya está él. Ni que decir tiene que Alonso puede publicar en Twitter o en cualquier otro lugar lo que le parezca, faltaría más. Por algo sigue siendo noticia sin estar en los circuitos, incluso el día que los monoplazas vuelven a rodar después de un largo parón. Es un grande de la historia de la Fórmula 1 y, precisamente por ello, debería entender el interés que despierta su futuro. Personalmente, no tengo ni idea sobre si terminará de nuevo en Renault, pero eso es lo de menos. Lo trascendental es que nadie debería pretender que la suya sea la única verdad, intentar que la Prensa sólo publique lo que resulte de su conveniencia y en el momento que considere oportuno. Esto no funciona así. Los periodistas tendrán más o menos acierto y serán los lectores quienes juzguen esa labor, pero su obligación es ir más allá de las certezas absolutas que algunos quisieran imponer.