Gonzalo Alonso, gran presidente y gran persona
La noticia llegó en pleno partido, cuando Real Valladolid y Getafe buscaban la victoria en Zorrilla. Y no fue una noticia más. La muerte de Gonzalo Alonso ha impactado de forma inesperada en la ciudad y en todo el ámbito futbolístico. Porque se ha ido el presidente más carismático que ha tenido el Real Valladolid. Sin duda. Un hombre cercano y sencillo que logró desde la humildad y el trabajo que el Real Valladolid fuera escalando, paso a paso, posiciones dentro del fútbol español. Gonzalo cogió al club como presidente en Segunda y lo dejó años después asentado en Primera, cuajado de buenos futbolistas, con un título, el único que sigue teniendo en la actualidad el club y disfrutando de un nuevo estadio, el Nuevo José Zorrilla, construido en 1982 para albergar el Mundial. Junto a Tomás Rodríguez Bolaños, el alcalde de la ciudad, cada uno desde su posición, lograron traer el Mundial, una final de Copa, el cambio de estadio, todo ello en un momento en el que no sobraba el dinero y en el que el ingenio y la capacidad de persuasión terminaba por imponerse.
Mi recuerdo de Gonzalo siempre será el de una persona cercana, amable, educada y con una cabeza privilegiada. Siempre encajó la crítica con educación y sin rencor, huyendo de las estúpidas guerras mediáticas en las que estábamos metidos… era un buen hombre. Y logró ser un presidente cercano, con fama de tacaño porque peleó cada peseta del club como si fuera suya. Gonzalo era un vendedor, representante de calzado y además también propietario de una zapatería en la Bajada de la Libertad en la que recibía siempre a los periodistas o a cualquiera con una sonrisa. Y como buen vendedor, hizo de la necesidad virtud. En la historia de las cosas de la ciudad quedarán para siempre los programas especiales de radio en los que se subastaban todo tipo de objetos del club con el único fin de conseguir un dinero necesario y que siempre, gracias al carisma de Gonzalo, aparecía.
El recuerdo de Gonzalo es el recuerdo del fútbol de antes. Cuando los clubes no eran empresas y cuando todo era mucho más cercano. Cuando había que ingeniárselas para ingresar dinero y poder traer buenos jugadores. Gonzalo llenó el Viejo Zorrilla en un partido de Copa ante un equipo de Tercera. Solo podía hacerlo él. Y me quedará para siempre esa última Tertulia que disfrutamos con él hace poco tiempo y con Tomás Rodriguez Bolaños. Ambos acudieron deseosos de poder recordar aquellos maravillosos años y agradecidos de poder volver a sentirse cercanos a los aficionados y a los vallisoletanos, ahora que el fútbol y la sociedad han cambiado tanto. Se nos fue Bolaños y ahora se nos marcha Gonzalo. Y con ellos una parte importante de los que tanto disfrutamos con ese Valladolid de los ochenta. Es momento de que esta ciudad haga justicia con las personas que han sido decisivas para que el Real Valladolid haya podido cumplir recientemente 92 años de historia. Descanse en paz Gonzalo Alonso