La ACB estrena nueva Copa
Una semana después de la reanudación de la liga de fútbol, arranca la de baloncesto. Los dos deportes por equipos profesionales, según la añeja ley española. Cuando el balón se eleve hoy a las 15:30 en el salto inicial entre Barça y Joventut, todo un clásico, habrán quedado atrás tres meses de incertidumbre, en los que estuvo a punto de echarse el cierre a la temporada. La Liga Endesa se ha salvado, y eso es una buena noticia, pero para ello ha tenido que idear un modelo que nada tiene que ver con la esencia de la competición que representa. El campeón tendrá toda la legitimidad, porque así se ha consensuado, pero cuando se repase la historia siempre aparecerá un asterisco que señale: se jugó una fase final en Valencia con doce equipos y sin público a causa del coronavirus.
LaLiga sí ha logrado mantener su sistema para completar el calendario, mientras que el basket ha optado por un formato exprés en una sede única, que asegura el interés y el espectáculo, pero no será el colofón a una liga… Será otra cosa. En la liga son decisivos el factor cancha y las segundas oportunidades. Aquí, no. Los dos finalistas terminarán con siete partidos jugados que resumirán un curso completo. Esta improvisada contienda se asemeja más a otros dos torneos propios de la ACB, la Copa del Rey y la Supercopa, aunque con matices: habrá más duelos y una derrota en la primera fase es remontable. Con la segunda tiene algún paralelismo más, porque la Supercopa sucede siempre a la pretemporada veraniega… Y aquí también ha habido que volver a empezar con la preparación. Lo que se va a jugar del 17 al 30 de este mes no es una liga, pero valdrá como tal y no estará carente de atractivo. Quién sabe. Igual este experimento sirve para obtener respuestas sobre el manido debate del cambio de sistema de competición de la ACB o sobre modelos de futuro. Con público, eso sí.