El fútbol no es de Javier Tebas
Todo se paró de golpe en la segunda semana de marzo. Aunque el ambiente estaba raro, con el virus circulando ya por ahí, ninguno imaginábamos al abandonar Zorrilla tras el Valladolid-Athletic que nuestra vida y la de todos se iba a detener de la manera que hemos visto. Pasamos del 1-4 en el último partido de Aduriz a estar confinados casi de forma inmediata. Sin fútbol, sin deporte, sin casi nada… y todos a casa. Y llegaron las dudas, las suspensiones de las competiciones, cada una de ellas como una puñalada, y lo peor, llegaron las cifras de contagiados y de muertos. Y el deporte, el fútbol, pasaron a no tener importancia. Se daba prácticamente por perdido el curso. No se veía el final del túnel. Las noticias eran tremendas y cada una que llegaba era peor que la anterior. Momentos muy duros.
Pero después de tres meses que jamás olvidaremos estamos cada vez más cerca de retomar el rumbo casi normal de los acontecimientos. Y vuelve el fútbol, con mascarillas pero vuelve. Y aunque lo haga con las gradas vacías, creo que todos lo celebramos. Es verdad que no será lo mismo que con los espectadores dando color y calor al partido, pero mejor así que suspendido. Las circunstancias obligan a adaptarse a una nueva situación y todos los sectores de la sociedad deberán hacerlo. No queda otra. Lo inteligente es sacar la mejor conclusión de lo que pasa con la esperanza de que tarde o temprano volveremos a lo de siempre.
Pero tengo la sensación de que hemos llegado a un punto en el que se quiere correr demasiado. La máxima expresión de lo que digo no son sólo las multitudinarias reuniones sin medidas de seguridad, los que llevan la mascarilla en la oreja o el espectáculo incomprensible de algunas terrazas. Lo digo por Tebas. El presidente de la Liga es un asalariado de una entidad que componen 42 clubes del fútbol español. No puede ser nunca el abanderado de la discriminación. Quiere público allá donde se pueda sin pensar en el perjuicio que puedan sufrir otros equipos. No hay por donde cogerlo. No lo puedo entender. Tebas ha hecho y está haciendo cosas muy buenas, pero se ha venido arriba. No todo vale. Alguien debería obligarle a recapacitar. El fútbol no es suyo.