Cuarentena para los cuatro de la fama
Cuando LaLiga organizó los protocolos para este difícil tránsito hacia el reinicio del campeonato, no previó la posibilidad de un acto tan irresponsable. Ya saben, cuatro gambas del Sevilla, de cuyo nombre no quiero acordarme, se reunieron con seis amigas en un encuentro feliz y oportuno en cualquier otra circunstancia, pero no en esta. A veces he calificado este intento de reanudar LaLiga como un castillo de naipes, construido con meticulosidad pero proclive a venirse abajo con un estornudo. El esfuerzo de muchos lo pueden estropear muy pocos y ya se ha visto. Estos cuatro han puesto todo el entramado en riesgo.
Digamos en favor del fútbol que son sólo cuatro entre un colectivo de mil, contando la Primera y la Segunda. Pero digamos en contra del fútbol que no hemos escuchado ningún reproche de la AFE, tan preocupada de que no les concentren (¿ves ahora por qué, Aganzo?) ni de la Federación, desde la que Rubiales ha buscado un protagonismo casi nervioso en cada paso dado por Tebas en pos de la reanudación. Tampoco del Sevilla, que anunció que se entrenaron por separado (supongo que sería verdad) y que hizo hincapié, vía Monchi, en que pidieron disculpas. Las pidieron, sí, pero a esta hora no sabemos si están contagiados.
Decía que no se previó esto en los protocolos, quizá por inimaginable (aunque no lo es tanto), pero lo justo y necesario sería aplicarles una cuarentena de catorce días a los cuatro. Un revés para el Sevilla, claro, pero mayor revés sería que por su imprudencia extendieran el contagio en el equipo, lo que comprometería todo el proceso. Ellos están pasando pruebas, se les supone limpios, pero, ¿y las chicas? No había distancias y lo que sí había eran cachimbas de chupeteo compartido. A la irresponsabilidad se unió el narcisismo de lanzar las fotos al aire, prueba de inconsciencia general. No tenían sentido de culpa. No les da la cabeza para tanto.