Vete calentando
Somos muchos los que en este largo confinamiento, sin un gol nuevo que llevarnos a la vista, sin un paralelo de revés pegado a la línea, hemos sustituido el inexistente deporte por el mejor y más atractivo pasado, que hemos revivido a través de los múltiples canales de televisión y en internet.
Una décima de segundo antes de algunas paradas de Casillas, he vuelto a pensar, como Robben, que el gol era seguro. El cariño a Raúl González que sentimos los blancos es fácil de explicar, pero el que sienten por él los mineros del Schalke 04 solo se entiende desde la profesionalidad y la calidad humana del 7. De figuras que no quisieron ser estrellas, como el Trinche Carlovich, rosarino que acaba de partir. Nadal nos ha hecho vibrar en tantos partidos que, a modo de ejemplo, pongamos que hablo de Madrid, semifinal de 2009 contra Djokovic. Ocaña, Perico, Indurain o Contador, entre otros, me han vuelto a llevar a las subidas y a algunos descensos kamikazes (aquella caída del conquense en el 71, cuando tenía derrotado al gran Merckx) de cimas épicas: las veintiuna curvas de Alpe d'Huez, el Galibier, Tourmalet, o los Lagos o Angliru en la Vuelta.
Los Juegos Olímpicos de México 68 siguen deslumbrando, con un preámbulo trágico en la matanza de la Plaza de las Tres Culturas. El Black Power en el podio, el salto de Fosbury, la primera mujer en encender el pebetero, el vuelo de Beamon y tantos otros momentos únicos. He vuelto al cuadrilátero con quien flotaba como una mariposa y picaba como una abeja, Ali. Con el mexicano avasallador Julio César Chávez. Con el mejor para muchos, Sugar Ray Robinson, o el “intocable” Nicolino, al que cita el tango Un sábado más ("… que hoy pelea Locche en el Luna Park"), y con nuestro maño Perico Fernández, al que la vida le ha enseñado sus diferentes caras. He comprobado que siguen en el básquet de los sueños Fernando Martín, Petrovic y Bryant, que saltaron al cielo para hacer un mate a la vida demasiado pronto.
En todos esos maravillosos pasajes del deporte que hemos vuelto a sentir, falta un elemento esencial, la incógnita del resultado final. Conocíamos el ganador de la etapa o el vencedor por KO en el tercer asalto, pero pronto volverán esas sensaciones, esa incertidumbre. Vete calentando.