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Alonso lo tiene difícil

Carlos Sainz será piloto de Ferrari a partir de 2021, una magnífica noticia para el automovilismo español. Estará en una de las tres escuderías que, en mi opinión nada atrevida, ofrecen garantías de competitividad en el corto y medio plazo, junto por supuesto a la hegemónica Mercedes y a la pujante Red Bull. Sebastian Vettel abandona así Maranello y busca un volante que evite que deba ver las carreras de F1 por la tele el año que viene. Y como digo, son más bien escasos por lo que esa segunda opción no me parece en absoluto descabellada. ¿Qué papel juega en todo este entramado Fernando Alonso? Pues diría que poco más que el de espectador, atento a que salte otra sorpresa y surja una oportunidad para su regreso inmediato a los grandes premios.

 Se especula con la posibilidad de una tercera etapa del asturiano en Renault, ocupando el puesto de Ricciardo, que pone rumbo a McLaren para cubrir la vacante de Sainz. Confío en que se trate de solo eso, un rumor, consideraría un disparate el asalto a su tercer título con una escudería muy lejos de tales aspiraciones. El futuro de la empresa automovilística francesa (como el de casi todas) es incierto, así no digamos sus planes deportivos. Red Bull entra en lo utópico por varias razones, así que sólo una inesperada retirada de Lewis Hamilton (con la que amenazó en algunos momentos de la pasada temporada) podría abrirle una puerta de Mercedes… a la que también llama Vettel. Nada es imposible, pero no soy muy optimista al respecto.