Ferrari, un caramelo envenenado
Se marcha Sebastian Vettel de Ferrari y confirma que la supervivencia en una escudería que está por encima de sus pilotos es realmente complicada. Lo sufrió Fernando Alonso en su momento y es ahora el alemán quien ha decidido no continuar en Maranello a partir del año que viene, quizá por razones no idénticas pero similares a las del asturiano: los resultados no terminan de llegar, la presión es extrema y el tiempo corre en su contra. El resultado es la liberación para 2021 de una de las plazas más cotizadas de la Fórmula 1, que ahora busca propietario y entre cuyos candidatos figura otro español, Carlos Sainz. Un valor en clara progresión que puede afrontar uno de los grandes dilemas de su carrera deportiva, por su trascendencia y por el momento en que se produce.
Lo primero será saber si Ferrari elige a Sainz; lo segundo, si el madrileño acepta la oferta de los italianos. Es conocido que la Scuderia encumbra a campeones pero también tritura a pilotos, los términos medios son infrecuentes y se reservan a protagonistas secundarios que aceptan tal condición. Recalar en Maranello puede ser un caramelo envenenado para cualquier aspirante a la gloria. Sus monoplazas han evolucionado en los últimos tiempos aunque carecen de la hegemonía de las épocas gloriosas. Por otro lado, ya tienen a su estrella emergente, a su apuesta de futuro, Charles Leclerc no sólo es el elegido sino también atesora un inconmensurable talento. Difícil papeleta para Sainz, aunque sin duda mejor tener que asumir semejante dilema que vivir en el olvido para las leyendas.