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Lo justo sería guardar la partida

Las ligas que han tomado la decisión de dar por concluida la temporada están generando injusticias flagrantes difíciles de justificar. Se escudan, claro, en la excepcionalidad del momento, y supongo que esperan que los equipos, jugadores e hinchas perjudicados no levanten la voz por vergüenza: quejarse de nimiedades futbolísticas ante tanto drama humano queda muy feo. Y sí, todos sabemos que nada es importante si se compara con la vida y la muerte, pero no por ello debemos renunciar a intentar tomar las decisiones más justas incluso en aquello que no es trascendente desde un punto de vista existencial. La fatalidad colectiva no nos da permiso para ser arbitrarios. Hacer el bien para la sociedad, desde una faceta mucho menos importante que aquella en la que se mueven los verdaderos héroes del momento, es también intentar ser correctos, comprensivos, ecuánimes y justos en todo aquello que nos corresponde hacer. Y lo que corresponde hacer a los gestores del fútbol es tomar decisiones que no dejen a nadie en la estacada.

Es difícil de asumir, si eres el Cambuur, que pese a llevar once puntos de ventaja con respecto al tercero no vas a ascender a la Primera División neerlandesa. O si eres el Ajaccio, tercero en la Ligue 2, que tenía casi asumido que en el peor de los casos jugaría un playoff, comprender de repente que ese playoff desaparece y que no va a tener ninguna posibilidad de subir. Son trabajos bien hechos que se evaporan, que se convierten en nada, y que generan una profunda frustración que dificulta enormemente volver a empezar de cero cuando se reanude el fútbol. Porque a quien le quitan lo que ya intuía conseguido no empieza de cero: empieza con números negativos.

La única solución justa es pausar las clasificaciones y retomarlas, sea cuando sea, en el momento en el que sea seguro volver a jugar. Guardar la partida. Sin prisa por querer tener la solución en verano, en octubre o en diciembre. Pero cuando nos den el visto bueno, reanudando la contienda desde el punto en el que estábamos.