Natación sin nadadores

La Real Federación Española de Natación cumple 100 años este domingo, pero no lo va a poder celebrar nadando. El confinamiento ha alejado a los nadadores de las piscinas, en un deporte que sufre radicalmente más que otros salir del hábitat que le otorga sentido: el agua. Este aniversario me trae al recuerdo el penúltimo acto de AS antes del estado de alarma: el Desayuno Olímpico con la RFEN, el pasado 9 de marzo. Era el sexto de una serie de encuentros con federaciones que pretendía culminar en verano con la llama prendida en Tokio 2020. Las noticias sobre el coronavirus ya eran preocupantes entonces, pero nada hacía pensar que sólo cinco días después íbamos a estar todos encerrados, y que en dos semanas se aplazarían los Juegos hasta 2021. Esta situación dota de un mayor significado unas palabras de la waterpolista Maica García: “Cualquier pausa en la preparación la notas casi de inmediato, porque cuando vuelves te pesan los brazos, sientes que no avanzas…”. Imaginen cómo estarán después de un mes. La suspensión de Tokio, al menos, les ha restado esa presión.

Los nadadores celebrarán la efeméride como cualquier ciudadano, en casa, mientras se buscan la vida para mantener el físico. El vídeo de Sharon van Rouwendaal donde se la veía nadar en una piscina hinchable, fijada por unas cintas, lanzó el interés por la compra de estas portátiles. También hemos visto a Yulia Efimova nadar en seco, en un exigente ejercicio abdominal. Cada uno hace lo que puede. Mientras, la RFEN se ha quedado a medias con la conmemoración: un logo, un libro, una canción… pero seguramente cancelará su gala. Hay otras prioridades en un periodo en el que los clubes, la base de los deportes acuáticos, sufren el rigor del parón. Cuando los nadadores vuelvan a las piscinas, y se reparen los daños, ya habrá tiempo de festejar. Aunque sea el 101 aniversario.