Dos caminos llevan a Tokio

'Dentro de un año serán otros Juegos’. Así titulé esta columna hace un par de semanas, después de la confirmación de las nuevas fechas de la cita de Tokio. Aquella reflexión se centraba, principalmente, en los deportistas que ya rozan una edad cercana a la retirada o que afrontan su último ciclo olímpico, que ahora llegarán un año más viejos al desafío. Para ellos no serán los mismos Juegos que hubieran vivido en 2020, aunque la afirmación sirve igual para otros supuestos. Un deportista que ahora está lesionado, puede recuperarse para entonces. Y viceversa. Un deportista sancionado por dopaje, puede haber cumplido su castigo. Y al revés. O, simplemente, un deportista en gran forma, puede no alcanzar ese nivel óptimo en 2021. O todo lo contrario. Parece obvio, pero no lo es tanto.

El Comité Olímpico Internacional ha querido contemplar alguno de estos escenarios para el 43% de atletas, unos 5.000 de los 11.000 participantes, que todavía no han logrado su clasificación. El proceso se interrumpió con el aplazamiento por la pandemia. Y ahora hay que retomarlo, con la mayor dosis de justicia. El COI deja cierta libertad a las 33 federaciones internacionales para que reorganicen sus deportes, pero con dos condicionantes. El primero, lógico, es que aquellos deportistas que hayan obtenido ya el pasaporte a Japón, lo mantengan. El segundo, más subjetivo, pero también justo, es que aquellos atletas que el próximo curso muestren un estado dulce, dispongan de alguna oportunidad para viajar a Tokio. Es coherente que el COI quiera a los mejores en su mejor momento. Las federaciones trabajan en ello. La de Atletismo ya ha cerrado la ventana de mínimas hasta el 1 de diciembre. Las de Fútbol y Gimnasia han flexibilizado sus límites de edad. Ante una situación excepcional, soluciones excepcionales. Los Juegos no serán los mismos, pero serán otros grandes Juegos.