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Bartomeu y el ERTE sin el capitán Messi

Jugar con fuego. Bartomeu hipotecó lo que tenía y lo que no tenía para intentar cerrar por todo lo alto su último ejercicio como presidente del Barcelona como campeón de la Liga, de Champions, de ACB y de Euroliga. Intentar justificar con títulos un gasto tan ingente es una temeridad. Disparó los topes salariales como nunca antes se había conocido en el club azulgrana. La situación ruinosa en lo económico del Barça, aún siendo el club con más ingresos, era vox populi, pero el coronavirus ha dejado aún más al descubierto todas las costuras.

El colofón del ERTE. El problema no es ya anunciar el ERTE, tratándose de un gigante como es el FC Barcelona, porque puede que casi todos los clubes tengan que acabar ejecutándolo. Lo inconcebible es que las pésimas decisiones en la gestión deportiva, social y económica se han venido acumulando durante todo el año, creando un clima preelectoral permanente. Un balance nefasto, que ha acelerado el necesitar colocarse de los primeros en la cola de los ERTE. Más allá de lo reputacional, lo increíble es que el Barça no tiene ni margen para aguantar un par de meses a la decisión que las autoridades acaben determinando, ya sea jugar hasta el mes de julio o suspendiendo de forma definitiva la competición.

El capitán es Messi. Más que el anunció en sí, sorprende que el Barça lo haya hecho sin un acuerdo cerrado con sus futbolistas. En los siempre delicados equilibrios entre club y plantilla, se expone la figura del capitán. Messi, que, no olvidemos, puede resolver contrato todos los 30 de junio, ha visto como el club ha decidido por su cuenta y riesgo, pero salpicando la imagen de sus jugadores. Es verdad que sus sueldos son altísimos, pero lo que generan es superior. Messi es la piedra angular del proyecto deportivo, pero también del económico. Ya le vale a Bartomeu que el capitán esté de acuerdo con sus criterios de equidad con él, con sus compañeros y con los de muchos queridos empleados en el club. Su caída puede ser aún mayor que sus sueños de grandeza.

Fuenteovejuna. Aunque cada club sea de su padre y de su madre, sería más inteligente tomar las máximas decisiones conjuntas, en lugar de anticipar decisiones. Aquí se trata de ser ágiles en cuanto se pueda volver al escenario que todos ansiamos, pero ponerse en la piel de los demás parece más necesario que nunca en estos tiempos de incertidumbre.