Se trata de disminuir las lesiones
Por mucho que algunos dirigentes quieran, el fútbol no es ajeno a las vicisitudes de la vida cotidiana. Una situación excepcional, requiere un tratamiento especial, y adecuarse a la necesidades, no ya del fútbol sino de la misma sociedad. La suspensión de la Liga, va a obligar a retrasar inexorablemente el calendario final de la misma. Tenía que terminar el 24 de mayo pero esto va a ser imposible debido a la pandemia. El gobierno ha decretado dos semanas de cuarentena, que mucho me temo, se va a prolongar como mínimo en otras dos semanas, en el mejor de los escenarios. Con 15 días de paro, los jugadores en su casa y con un plan específico de acondicionamiento físico, a estas alturas de la temporada no tiene gran repercusión en su apartado físico. Son profesionales y saben cuidarse. Sin embargo, un mes entero o incluso más, la cosa cambia radicalmente.
Si la Liga se retrasa más y obliga a jugar dos partidos por semana, desde el punto de vista de la fisiología del esfuerzo no hay ningún problema. Tendrán que dar como mínimo una semana para el reacondicionamiento físico, antes de reiniciar la Liga y habrá que adecuar los entrenamientos al calendario de los partidos. Y a mayor número de partidos, menor número de entrenamientos y mayor horas de descanso.
El rendimiento deportivo de un equipo, se basa fundamentalmente en buscar el equilibrio entre entrenamiento, competición y descanso. El entrenador que consiga mejor este equilibrio conseguirá mayor rendimiento deportivo de sus jugadores y disminuirá considerablemente el riesgo de lesiones, factor este también fundamental en estas circunstancias tan especiales. Otro factor a tener en cuenta, es el saber gestionar el factor emocional del jugador, que también está alterado, en esta ocasión.