Una antorcha en tiempos oscuros

Como decíamos ayer… El torrente de cancelaciones deportivas no cesa. En la última jornada han caído piezas de caza mayor: la NBA, LaLiga, la Champions, la Euroliga, la ATP y la F1, tras horas de rumorología y ya con el circo montado en Australia, después de que McLaren hubiera hecho las maletas por un positivo en su seno. Una alargada sombra que amenaza igualmente a la Eurocopa. En este oscuro panorama que inunda, irremediablemente, nuestras informaciones del día, luce una llama. Es la antorcha olímpica. No brilla como otras veces, porque el coronavirus lo eclipsa todo. Pero su fuego siempre es esperanza. La antorcha prendió este jueves en Olimpia, la sede de los primeros Juegos de la Antigüedad, a puerta cerrada, pero con un mensaje nítido del COI: “Tokio 2020 se mantiene”.

Con la que está cayendo, una afirmación así se apoya en pies de barro, pero hay que esperar a que, de aquí al 24 de julio, los nubarrones hayan descargado la tormenta. Por el camino, sus rayos han destrozado los calendarios internacionales, y esto incluye muchos torneos preolímpicos clasificatorios. Thomas Bach ya avisó la semana pasada sobre este problema, cuya solución pasará, en muchos casos, por que el COI abra la mano en la participación de aquellos deportes que no sean capaces de cerrar sus cuadros. La preparación de los deportistas también está sufriendo un volteo. La última ha sido la anulación de los Campeonatos de España de natación, donde muchos iban a buscar sus mínimas. Mientras se resuelve este laberinto, la antorcha ya avanza con varios mensajes. El de la igualdad, personalizado por el primer relevo de una mujer. El del medio ambiente, simbolizado por el combustible utilizado. El de la solidaridad, representado por la importante presencia de Fukushima en el recorrido. Sólo resta otro anuncio que todos quieren escuchar: la derrota del coronavirus.