El waterpolo se baña en medallas

El waterpolo celebra en estos días, del jueves al domingo, las Copas del Rey y de la Reina en Sabadell, una de las cunas clásicas de este deporte acuático. Es la primera vez que utiliza el formato unificado, a imagen del desplegado por el hockey sobre hierba, otro deporte olímpico de enorme implantación en Cataluña y de gran tradición de sus clubes. En eso son primos hermanos. También en que ambas disciplinas han clasificado a sus dos Selecciones para los Juegos de Tokio 2020, con firmes aspiraciones de luchar por las medallas. Esta celebración conjunta de los torneos masculino y femenino convierte al evento en una fiesta del waterpolo español. Un buen momento para recordar la aportación infinita de este deporte en competiciones internacionales.

La Selección masculina suma 15 medallas desde que abrió el grifo en 1983, con el cénit en el oro olímpico de Atlanta 1996 que vengaba la dolorosa plata de Barcelona 1992. La femenina ha irrumpido más tarde, pero desde 2008 colecciona ocho podios, con la plata olímpica en Londres 2012 y el oro mundial en Barcelona 2013 como puntos culminantes. El presente 2020 comenzó con dos fructíferos Europeos en Budapest. Ellas pescaron el oro. Ellos, la plata. Ellas llevan cuatro años seguidos en el cajón. Ellos, tres. El baño de medallas, que aspira a prolongarse en Tokio, se estira durante varias generaciones. Esa renovación es uno de sus grandes méritos. Un futuro que también parece asegurado actualmente, si se analizan los resultados de los últimos cursos. En el verano de 2018, cinco de las seis Selecciones de edad juvenil a absoluta subieron al podio. En 2019 hubo otros cinco metales, incluido un oro cadete, y se jugaron cinco finales sobre seis posibles. Unos números para la esperanza. En gran parte, gracias a los clubes que estos días luchan por la Copa