El Madrid perdió por dos fallos a uno

Hace mucho me dijo Santillana que el partido perfecto tenía que acabar cero a cero, que el gol ya sólo podía llegar por algún descuido. Tiempo después, en la misma línea, Cruyff definió el fútbol como ‘un juego de errores’. Ambas cosas recordé ayer, ante los tres goles del Madrid-City, y la otra jugada de peso, la expulsión de Sergio Ramos, por lo que significa para la vuelta. Lo que vimos fue un partido espeso que se fue abriendo camino hacia el marcador y la emoción a través de errores. El primero del City, que dio el 1-0 cuando peor estaba el Madrid; luego tres del propio Madrid, que decidieron el partido y quizá la eliminatoria.

Así que podemos decir que el equipo de Zidane perdió por dos fallos a uno, o tres, si damos valor gol a la ausencia de Sergio Ramos en la vuelta, que casi lo tiene. El primer fallo lo tuvo el City en la salida del balón, que interceptó Modric, cedió a Vinicius y éste alargó la jugada hasta ceder a Isco, que marcó con serenidad. Luego, cuando el Madrid jugaba su único rato bueno, una penetración de De Bruyne fue mal defendida y acabó en cabezazo de Gabriel Jesús, que apareció por la espalda de Sergio Ramos. Pronto, el penalti loco de Carvajal a Sterling. Finalmente, mala entrega hacia atrás de Casemiro a Varane acabó en la expulsión de Sergio.

Es discutible si debió ser anulado el primer gol del City. A mí me parece que sí, porque veo las manos de Gabriel Jesús en la espalda de Sergio Ramos dificultando su intento de corregir la posición. Pero más allá de eso están los datos que arroja el partido: el City llegó más, remató más, dentro y fuera, sacó más córners. En el Madrid sólo creó peligro Vinicius y cuando se marchó, agotado, toda posibilidad de ataque se esfumó. En la media, ni Valverde ni Casemiro fueron los jugadores fiables que solían. Los cambios mejoraron al City y empeoraron al Madrid. El resultado fue consecuencia natural del partido. Falló más el peor de los dos.