El cabrón de Messi
Hace un par de temporadas, Mendilibar definió como pocos a Messi. "Aparca bien", dijo, para referirse a su inteligencia superior para ocupar espacios deshabitados en el campo desde los que organiza el juego de ataque de su equipo con ese aire despreocupado que se ha hecho ya memorable en las noches buenas, y también en las malas, del Barça. El jueves, Mendilibar pasó a la descalificación para elevar al argentino. "El cabrón descansa más jugando que en la grada".
Es asombroso ver cómo Messi, al 50 por ciento, es capaz de dominar la competición desde hace doce años. Salvando la temporada 2013-14, en la que las lesiones le hipotecaron el curso, ha liderado ocho de once Ligas del Barça. En la 2011-12 que se llevó el Madrid de los 100 puntos, Messi hizo 50 goles. En la 2016-17, que ganó el Madrid del doblete, Messi lo llevó al extremo con su gol in extremis en el Bernabéu. El resto las ganó.
Messi es algo más que un cabrón, como dice Mendilibar. Es el tío cuerdo que no quiere arruinar una temporada en la que sabe que ganar un título no es fácil y que las cosas en el club no se están haciendo bien pero que a él le atrapa el tiempo. Por eso, sus mensajes positivos en la entrevista a Mundo Deportivo. Por eso, su silencio sobre sus molestias físicas, que existen. Por eso y porque su imagen comienza a ser la de un deportista absolutamente ejemplar que gana el Óscar del deporte. El cabrón de Messi.