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LA CAJA NEGRA

El vacío de Borja Iglesias y el novicio Salisu

16/02/20 PARTIDO   PRIMERA DIVISION   LEGANES - REAL BETIS   BORJA IGLESIAS DIMITRIOS SIOVAS
JOAQUIN CORCHERO ARCOSDIARIO AS

Atrapado

El bienestar del delantero se cuelga del gol, aunque en la actualidad se han extendido sus funciones e incidencia en el juego. Borja Iglesias representaba esta nueva fisonomía del nueve. Era un jugador con inteligencia para estirar a su equipo con sus desmarques, sostenerlo con sus apoyos y descargas y protagonista de honrosos esfuerzos defensivos. En el Betis ni marca, ni termina de participar con acierto. Sin la alegría que expresaba antes en el campo, desconectado en la definición y apocado en sus intervenciones, acabó expulsado frente al Leganés tras una actuación tan pobre como significativa. De los 18 duelos que mantuvo apenas se impuso en tres, perdió once balones y no completó ningún regate. El alto precio de su fichaje, casi a la altura de Denilson, le pasa factura en una temporada en la que sólo ha hecho tres goles. Y el fútbol no tiene memoria, aunque acostumbra a brindar oportunidades de redención.

En proceso de ser

Decía Sergio a sus más allegados en verano que tenía un defensa con un futuro apabullante. Se refería a Salisu, central todavía lejos de su plenitud al que alumbran unas condiciones innatas. Tiene presencia, velocidad y oficio. Como le pasó a Calero, ahora perdido en el Espanyol, le ha sentado bien la escolta de Kiko Olivas, un defensa con menos nombre que virtudes. Dada su baja cláusula y poderoso talento, Salisu ha entrado de lleno en la agenda de los grandes, pero para su crecimiento sería mejor asegurarse más partidos en el Valladolid. Aún ofrece síntomas de estar en fase de instrucción como dejó ver en Granada. Salisu salió en la foto del gol de Puertas al no atender su marca y desajustarse posicionalmente con Raúl García. Error de juventud.

Riesgo en el cambio

Aunque conserva su privilegiada posición, el Sevilla se ha desfigurado. Se señala a Lopetegui por la merma de solvencia atrás y por las recurrentes dificultades arriba. Del empate ante el Espanyol se puede rescatar la contribución de Suso. Lopetegui echó un órdago al tocar lo que mejor funcionaba. Apartar a Ocampos de la banda derecha para alistar ahí al ex del Milán y llevarlo a la izquierda suponía renunciar a la sociedad fecunda del argentino con Navas. La mudanza no ha afectado a un Sevilla que movilizó sus ataques por el costado de siempre. El 45% de sus jugadas ofensivas llegaron por la derecha. Suso ha entrado con buen pie, se entiende con Navas —29 pases intercambiados— y su zurda vale goles propios y ajenos. Ocampos también marcó, a pase del gaditano, pero se le intuyó incómodo en el sector izquierdo cerrándose continuamente en los pasillos interiores. En Lopetegui recae no depreciar el estatus del argentino.

La percepción y los datos

Cuando uno está abajo, importa más ganar que cómo ganar, pero en el cómo se suele encontrar la explicación del triunfo. El Mallorca mereció la victoria lograda ante el Alavés desde el inicio hasta el final. La entrada de Kubo en el descanso renovó el ataque y avivó la circulación. Desde la derecha al centro, compensando Pozo sus ausencias en las alas, diseñó jugadas de peligro en casi todas sus apariciones. Preguntado Vicente Moreno por la relevancia de la sustitución, proclamó que el cambio del japonés no había sido "decisivo" y que ya en el primer tiempo su equipo hizo honores para un mejor resultado. Atendiendo a la estadística, no le falta razón. El Mallorca remató ocho veces en la primera parte por seis en la segunda. Los números se achicaron, en parte, por la prontitud de gol del Cucho, pero nadie puede negar el aire que dio Kubo al juego de su equipo.