El disfraz de Mikel Merino y el dolor del Celta

Menos luces, rendimiento superior

La elección de los futbolistas revela la intención de los entrenadores. Imanol confió desde el primer momento en las posibilidades de Mikel Merino. Con Asier Garitano tuvo dificultades para instalarse en la titularidad, pero en el gusto del actual técnico de la Real Sociedad entran de lleno centrocampistas de sus condiciones. El reconocimiento merecido de Odegaard y Oyarzabal atrae más miradas y camufla su envergadura en el juego realista, creciente y regular en cada partido. El sentido estratégico de Merino quebró al Mallorca. Supo explorar los espacios por dentro e, incluso, por fuera para provocar desajustes en el bloque medio agresivo bermellón. Si Dani Rodríguez saltaba a la presión, se ofrecía en el pasillo libre y pronunciaba el ataque con uno o dos toques como hizo en el gol de Isak. Su aportación desde el pase —1.118 este curso, la cifra más alta en la Real— equivale a creatividad y determinación ofensiva.

Vértigo por el carril

El caminar firme del Sevilla de Lopetegui se puede atribuir a muchas causas y responsables. Es un equipo equilibrado, versátil, dinámico y con nombres de peso en todas las líneas. Algo le diferencia. En su banda derecha prende una sociedad extraordinaria a la que no se le conoce final. Al Granada se le vino encima por su energía y flujo de entendimiento. Navas y Ocampos interpretan qué hacer en cada situación y cómo mejorar el uno al otro. El español acostumbra a acostarse sobre la línea de cal para recibir y el argentino le deja la puerta abierta para lanzar después, si lo precisa la jugada, rupturas hacia fuera. Esta fue la conducta en el gol de De Jong, del que pocos por fin dudan ya, y una constante triunfante. El 43% de los ataques del Sevilla se dirigieron por la derecha.

Cuestión de eficacia

Al Celta le atormentan las áreas. No hay aflicciones más peligrosas que las que aquejan a la falta de pegada o a la nula convicción defensiva. En Balaídos conocen estas dolencias esta temporada. La delicada posición clasificatoria inclina al Celta a la ansiedad. Hizo casi todo para ganar al Eibar, pero no encuentra la portería rival y su realidad se vuelve cada vez más penosa. Es el equipo de LaLiga que peores registros de eficacia ostenta. Apenas transforma un 25,7% de las ocasiones claras que dispone y necesita nueve remates dentro del área para hacer un gol. Entre Iago Aspas y Santi Mina han desperdiciado 15 grandes oportunidades. Son números que condenan.

La torre

El cuerpo sólido de la estrategia del Alavés no impide sobresaltos como el del Villarreal. Dos chispazos de notable calidad de los de Calleja le tendieron, aunque sacó en claro una vez más la conveniencia de jugar en largo hacia Joselu. La fiabilidad del gallego en las disputas por alto facilita la salida vitoriana y descubre al adversario con sus descargas, prolongaciones y continuaciones. Es el delantero de la competición que más duelos aéreos enfrenta (252) con un índice de éxito del 65%. El Alavés le busca desde la zaga con desplazamientos hacia su cabeza y él ratifica su descomunal dominio en este aspecto del juego.