Abanderados a pares

España podría desfilar con dos abanderados en Tokio 2020. Que nadie se alarme, no se trata de hacerle un hueco a Sergio Ramos, cuyo nombre circuló hace unos meses a pesar de carecer de currículo olímpico. La intención sería premiar al emergente deporte femenino con la incorporación de Mireia Belmonte, que luce un oro, dos platas y un bronce, al lado de Saúl Craviotto, que encabeza la lista de medallistas, con dos oros, una plata y un bronce. Alejandro Blanco ha admitido que es “una opción”, lo que equivale a abrir la puerta a un formato inédito en los Juegos de Verano, aunque con precedentes en los de Invierno. La decisión se tomará a partir de una regla que otorga la bandera al más laureado, por lo que habría que establecer una excepción legal para aprobar esta inusual fórmula.

Para entender el porqué de la norma hay que remontarse a Atenas 2004, cuando Arantxa Sánchez reapareció para jugar el dobles, y el propio COE, presidido en la época por José María Echevarría, la propuso de abanderada. La idea no sentó bien a las Federaciones, que preferían a Isabel Fernández, que exhibía un oro y un bronce. El artículo, sin embargo, ha experimentado salvedades desde entonces. Rafa Nadal fue el elegido para Londres 2012 por delante de Iker Martínez y Xabi Fernández, desestimados entonces por ser dos, justo el modelo que se promueve ahora. Como Nadal causó baja, fue sustituido por Pau Gasol, otro deportista de palmarés deslumbrante, pero sin oros olímpicos. Evidentemente, nadie duda, ni dudó, de los méritos de Nadal y Gasol. Ni tampoco sucederá en Tokio, si Craviotto y Belmonte forman pareja. España podría desfilar con dos abanderados, o con dos docenas. Así de grande es el deporte acá. Si el olimpismo lo quiere, adelante con el dúo mixto. Pero también sería un buen momento para retocar el reglamento del COE, que no siempre se sigue al dedillo.