El mito Guti cumple 10 años
La leyenda en el periodismo deportivo no es lo más importante, lo es todo. Vivimos de las epopeyas pasadas, presentes y futuras. Exageramos los recuerdos de nuestros ídolos de manera proporcional al paso de los años. Se cumple una década de la despedida de Guti del Real Madrid y me encanta ver a aficionados que acuden hoy al Bernabéu con su 14 en la camiseta. El paso del tiempo ha engordado su mito y eso está bien, la nostalgia no tiene obligación de ser objetiva. Uno de los mejores periodistas deportivos que hay ahora en España no es periodista, es Jorge Valdano. El argentino sabe que sin leyenda no hay diversión y no se desvía de ese bonito camino. En una reciente entrevista a Guti le llega a decir: "¿Eras consciente de que había gente que iba a verte a ti al estadio?"
Creo que salvo su familia habrá poca gente que haya visto más partidos de Guti que yo. Recuerdo ver en Telemadrid un gol suyo con en Real Madrid B que dio en el larguero y entró hasta su momento sublime en Riazor. Asocio a Guti a la frustrante discusión de la grada entre los que le amaban y los que le odiaban. Algunos veían a un genio, un talento injustamente tratado, la víctima de las exigencias de entrenadores conservadores. Otros veían a una promesa despistada con demasiadas ganas de revista del corazón y poco sudor en el césped. Creo que las estadísticas son bastante justas con su nivel. Pasó 15 años por derecho propio en el primer equipo del Real Madrid. Eso tiene mérito. Mucho mérito. Y no jugó ninguna final de la Copa de Europa ni un torneo con España, sin gran escándalo por ello. Eso dice mucho también.
Pero la leyenda pasa por encima de los números. Su taconazo en Riazor en 2010, la temporada de su despedida, expresa todas sus carencias y todas sus virtudes. Lo normal habría sido disparar con la diestra y tranquilizar un partido complicado pero… Guti. Valdano dice que fue la última vez que se sobresaltó en un estadio. ¿Exagerado? Yo creo que desde el tacón de Redondo en Manchester en el año 2000 no sentía algo parecido por una jugada inesperada. Es decir, la genialidad aparece cada 10 años y este año toca.