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Proteger la Copa

Como sospechábamos, la eliminación de los dos gigantes del fútbol español en una ronda prematura de la Copa del Rey acarreó los primeros ataques furibundos al magnífico formato que ha revitalizado la competición. Son opiniones cargadas de extremo egoísmo, sustentadas en el "si no juega mi equipo me voy a aburrir", camufladas con argumentos mercantiles ("ya veréis cómo caen las audiencias") más propios de empresarios sólo preocupados por el dinero que de aficionados al fútbol.

La realidad es que, incluso si los cinco partidos que quedan fueran extremadamente soporíferos, esta edición de la Copa ya ha generado más momentos memorables que cualquiera de las anteriores. Y que somos muchos aquellos que ahora esperamos con más ilusión que nunca las semifinales, porque aquello que nos atrae en este juego es lo imprevisible, lo novedoso, la historia única e irrepetible, el cuento de hadas que no figuraba en ningún guión preestablecido. Si siempre ganaran los mismos, este deporte no tendría ninguna gracia. Sería sólo un espectáculo y carecería de aquello que lo eleva a la categoría de fenómeno social: las ilusiones, los sueños, el arraigo.

Los jugadores del Mirandés celebran la clasificación para semifinales de Copa ante el Villarreal.
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Los jugadores del Mirandés celebran la clasificación para semifinales de Copa ante el Villarreal.Edu Del Fresno/ZUMA Wire/dpa

Los amantes del elitismo, de sólo ver partidos con los mejores jugadores, tienen ya un calendario repleto de encuentros a su gusto. Está la Champions, a cuyas últimas rondas siempre acceden más o menos los mismos. Está LaLiga, que proporciona 380 duelos entre los 20 equipos más fuertes de España. Está la nueva Supercopa, está el Mundial, está la Eurocopa. ¿De verdad son tan egoístas que no nos pueden permitir que un torneo, sólo uno, haga convivir el fútbol amateur con el profesional y busque equilibrar algo las fuerzas con el partido único para que todos podamos soñar en convertirnos en el Mirandés de turno?

Lo que está ocurriendo es tan maravilloso que me causa terror la idea de perderlo. Hay que proteger el formato y aislarlo de las disputas electorales. Todas las candidaturas a presidir la Federación deberían comprometerse a mantenerlo.