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El Día de la Marmota

Este domingo, 2 de febrero, celebramos el Día de la Marmota. Una tradición rural extendida en varias poblaciones de Norteamérica, en la que el comportamiento de este roedor cuando sale de hibernar predice si el invierno será largo o si la primavera llegará pronto. La costumbre se inmortalizó internacionalmente gracias a la película Groundhog Day, comercializada en España como Atrapado en el tiempo. En ella, Bill Murray interpreta al meteorólogo Phil Connors, que viaja a Punxsutawney para cubrir esta fiesta popular, y ya no puede escapar de allí. Cada mañana, el despertador suena a las 6:00 con la canción I got you babe, de Sonny & Cher, y vuelve a ser el 2 de febrero, el Día de la Marmota. Un bucle interminable. Escribo la columna mientras veo esta genial comedia por enésima vez. Para conmemorar la fecha.

Este domingo, 2 de febrero, sonó el despertador para la final del Open de Australia. La data, numéricamente, se podía leer igual hacia delante y hacia atrás. Hagan la prueba: 02-02-2020. Otro bucle. El NextGen ya había amenazado al poder establecido del Big Three: Tsitsipas ganó el último Masters; Zverev había dominado el anterior; Medvedev había estado a punto de tumbar a Nadal en el US Open… Y Dominic Thiem, el retador, había disputado dos finales de Grand Slam, ambas con derrota ante Rafa en Roland Garros. Esta vez desafiaba a Novak Djokovic en Australia, donde el serbio había levantado el trofeo en siete ocasiones ¿Habría cambio de guardia? Hubo un momento que pareció confirmarlo, cuando el austriaco se adelantó dos sets a uno, ante un Nole desdibujado. Pero su rival resurgió, Djoker tiene más vidas que un gato, y se coronó en Melbourne Park por octava vez. De paso, Djokovic se aseguró salir este lunes como número uno del mundo en detrimento de Nadal. Siempre los mismos protagonistas a la conquista de los Grand Slams, siempre el mismo trío al frente de la ATP. El tenis sigue atrapado en el tiempo.