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Castigo a un Athletic bipolar

El Athletic se ha acostumbrado a jugar con tres centrales a domicilio y es todo un descubrimiento, un dibujo muy poco explorado en los últimos años por los inquilinos del banquillo rojiblanco y que se ha destacado como clave para que el equipo se vea muy arropado y pueda explotar aún mejor esos cohetes por el carril que son Capa y Yuri. Ayer el grupo de Garitano fue un muro en defensa, pero eso no implicaba renunciar a pisar el campo contrario, al contrario. Villalibre y Williams mezclaron muy bien yendo al espacio o sincronizándose: mientras el ‘Búfalo’ jugaba de espaldas, fijando a los centrales pericos, Iñaki rompía por velocidad.

Los empates ya no sirven. Sí pueden darte prestigio en campos como el Bernabéu o el Pizjuán. Pero ante el colista, habiéndote adelantado en el marcador y jugando con su ansiedad... Los leones dieron un paso atrás, los cambios aportaron muy poco y ante ese exceso de respeto, se vieron condenados de nuevo a perder dos puntos. Si ayer no se quebró la maldición que persigue a los vizcaínos en suelo perico es que la historia no les ha llamado tampoco a ello en esta década. Al menos, el debate sobre el nueve se empieza a despejar. Con Aduriz en el ocaso de su carrera y la puerta cerrada a Llorente, todos quieren ver en Villalibre al futuro ariete de San Mamés. Ah, no quiera acabar sin desear un merecido escarmiento a los que insultaron a Williams.