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El feliz renacimiento de la Copa

La trepidante jornada del miércoles, con el Madrid y el Barça sufriendo en campos modestos, se queda en poco frente a la de ayer, en la que se produjo el gran estruendo de la eliminatoria: la caída del Atlético en León ante la Cultural. Un partido cumbre, por cierto, que fue en abierto por Cuatro, lo que habrá permitido que muchísimos aficionados lo disfrutaran. Un partido que nos mete para siempre en nuestra memoria de aficionados nombres que hasta hace nada no nos sonaban: Gudiño, Sergio Benito, Kawaya, Sergio Marcos, Giffard... Miembros de un grupo indesmayable que le dio la vuelta al partido contra el Atlético.

Una noche grande. Partidos así sólo los da la Copa, y más en esta fórmula en la que no hay remedios a aplicar a la vuelta, porque no hay vuelta. El Atlético salió con una mezcla de titulares y suplentes en la que lucía João Félix, e hizo lo mismo que en la víspera el Barça y el Madrid: moverse con la tranquila seguridad del fuerte. Y más a partir del 0-1. Pero de repente se le encampanó el rival, convertido en tormenta. Y si se lo pudo algún rato quitar de encima, se encontró con un portero, Gifarrd, que paró con aquella rabia juvenil del primer Casillas. Así que el Atleti está fuera, justo ahora que muchos aficionados empiezan a cuestionar a Simeone.

Y la Cultural sigue, como el Badajoz, que se deshizo del Eibar, ambos de Segunda B, y cuatro segundas: el Mirandés, el Tenerife el Zaragoza y el Rayo, que ganó su tanda de penaltis mientras yo hacía este artículo. Los seis irán al bombo en las mismas condiciones que en esta eliminatoria: jugarán en casa, contra un Primera. Ellos aparte, el sorteo es libre. La Copa avanza con un interés renacido con esta fórmula, que ya manejó Villar en su tiempo, pero que se desechó por aquella final Mallorca-Recreativo. Se pensó que los grandes ponían poco interés. Se remediaría si el campeón fuera a la Champions, y en eso está Rubiales. ¡Viva la Copa!