Las piedras de Lopetegui
Después de la tempestad. Julen regresa al Santiago Bernabéu, demostrando que es mejor entrenador que cuando asumió el Madrid, después de que le echasen de la Selección. Tiene gran mérito lo que lleva andado con el Sevilla sin tener uno de los cinco mejores delanteros de la Liga ni uno de los cinco mejores porteros. Tuvo ofertas de grandes de Alemania y de la Premier, pero no es hombre que eluda desafíos. Quería volver a demostrar lo que siempre fue, un gran entrenador en España. Sin duda, su convulso tránsito por el club blanco fue un durísimo revés, pero también un gran aprendizaje. Ganar en el Bernabéu no lo ve como una revancha, porque siempre le quitó personalismos al fútbol, pero sí como la oportunidad de escribir una nueva historia en Sevilla, que lleva doce años sin ganar en Chamartín. Si alguna lección de vida aprendió en su casa de Asteasu es que, por muy grandes y pesadas que parezcan las piedras, siempre se puedan acabar levantando. Los valores suelen tenerlos los que no alardean de ellos. Unos hacen comunicados lamentables y otros, pasillos ejemplares.
Sin Ramos ni Valverde. El Madrid, sin su capitán, será algo menos contundente y sin Fede Valverde, algo menos dinámico, pero con Benzema arriba, además del subidón del título recién conseguido, volverá a ser temible. Lo de Zidane no es flor, sino la gran fortuna de saber mejor que nadie dónde está la ración exacta de confianza que necesita cada futbolista. Su normalidad es tan extraordinaria como su palmarés.
La frase de Ivanovic. Dusko Ivanovic dejó una tremenda frase nada más asumir de nuevo el banquillo del Baskonia el pasado 31 de diciembre: "La nostalgia y la esperanza son dos grandes asesinas porque matan la realidad y matan el presente". El fichaje de Quique Setién por el Barcelona tiene un evidente punto nostálgico. Está claro que el nuevo técnico azulgrana es un fiel creyente del estilo Barça, pero ni la devoción a Cruyff ni el recuerdo del mejor Barça de Guardiola invitan a pensar que su equipo pueda llegar a ese nivel futbolístico, que estuvo acompañado de grandes resultados. Sin el predicamento de Puyol y la dirección de Xavi e Iniesta, aún con Messi, es imposible vislumbrar un Barça igual. Setién tampoco puede agarrarse a la esperanza porque el listón de Valverde es altísimo y el diferencial se llama ganar la Champions League. Coger un Barça líder es un sueño, sí, pero también es un reto envenenado, que puede llevarse por delante hasta a Bartomeu.
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