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Setién, la brújula del estilo

El estilo es innegociable, el estilo es irrenunciable... Esto es algo que se escucha con frecuencia o se lee de labios o plumas de muchos de los periodistas de Barcelona que siguen la vida del club. Particularmente de un amplio círculo que podríamos definir como cruyffista-guardiolista, de amplia influencia por talento y posición. El estilo de aquel Barça de Guardiola, o de Xavi e Iniesta, si se prefiere. Un juego tejido en torno al excelente manejo de ellos dos, que ya no están. Y los jugadores que han venido a reemplazarles no sólo son peores, que eso era inevitable, sino que tampoco se les parecen. Son de otro molde.

Aquel Barça fue algo único, diferente. El de hoy es diferente al resto sólo porque tiene a Messi. Si un día falta, aparte de faltar sus goles, lo que queda es un equipo indistinguible de otros, al que le quedaría igual la camiseta del Inter, del Arsenal, de la Juve o del Chelsea. Un agregado de buenos futbolistas jugando a lo que les pide el último entrenador fichado. Nada de tiqui-taca, poquita cantera, juego de ida y vuelta como el de otros. A Bartomeu ese reclamo ha acabado por vencerle. Por eso fue a por Xavi, esencia del estilo, a por Koeman, holandés como el origen de todo, y finalmente por Setién devoto de esa escuela.

El modo ha sido tan brusco, desencadenado por una torrija de diez minutos tras ochenta formidables, que ha sorprendido a todos. Tengo para mí que algo ha tenido que influir el partido del Madrid la víspera, cuando se disfrazó de tiqui-taca. Lo pudo hacer porque tiene jugadores como Isco y Modric, que se parecen más (y podría meter en la ecuación a James, Brahim, Odegaard, Kubo...) a lo que el Barça fue y quiere volver a ser que los que el club catalán ha fichado estos años. Setién tiene, seguro, la voluntad de resucitar aquello, pero de momento lo que se va a encontrar es a Messi de arreglalotodo. Que tenga suerte.