El penúltimo desafío de los Hispanos

Los Hispanos arrancaron este jueves la defensa del título europeo como estaba previsto, con una solvente victoria frente a la Letonia del gigantón Kristopans. Con el debido respeto que hay que mostrar siempre ante cualquier rival, y mucho más en una fase final, el éxito en este estreno entraba dentro de las cábalas con las que ha llegado la Selección a Trondheim. El equipo de Jordi Ribera ha señalado con rotulador otra fecha más decisiva para el devenir del campeonato: este sábado, a las 18:15. Será cuando se enfrente a Alemania, su gran rival en esta primera fase. Ese triunfo aseguraría pasar con dos puntos a la siguiente ronda, donde el único enemigo de entidad sería Croacia, ante la que España podría incluso permitirse una derrota sin perder sus opciones de futuro. Con estas cuentas de la lechera, los Hispanos se plantarían en las semifinales, donde ya cualquier cosa es posible.

Así está diseñada la hoja de ruta de España en el Europeo de balonmano, que este año contiene premio doble, porque el oro catapulta directamente a los Juegos. Ahí se conjugan los dos retos de la Selección en el presente curso, un doble desafío para un ilustre grupo que se desintegrará después de Tokio 2020. Es ley de vida, la ley del deporte. Nueve de los 17 jugadores que han viajado a Noruega tienen más de 30 años, y seis de ellos están ya por encima de los 33: Entrerríos (38, que serán 39 en febrero), Aginagalde (37), Morros (36), Sarmiento (36), Guardiola (35) y Cañellas (33). Todo apunta a que más de uno se despedirá de la camiseta roja tras el torneo olímpico, pero antes de eso tienen que clasificarse, una espina que se mantiene dolorosamente clavada desde el chasco de Río 2016. Aquella afrenta estimula a esta generación dorada, campeona del Mundo en 2013 y de Europa en 2018. Sólo falta un trofeo para completar el botín. El oro olímpico. La Triple Corona.