¿Dónde están los Nadales y Gasoles?
Las dos grandes victorias colectivas del deporte español en 2019 han sido, sin duda, el Mundial de baloncesto y la Copa Davis de tenis. Dos deportes que, detrás del éxito y la euforia, esconden un debate preocupante: el futuro. El propio Rafa Nadal pulsó la alarma tras la conquista de la Ensaladera: “No vamos a engañar. Ninguno somos como los canadienses. Tenemos una edad y necesitamos un relevo, hemos perdido un par de generaciones”. Efectivamente, en la finalista Canadá brilló la juventud de Shapovalov (20 años) y Auger (19), mientras que en la semifinalista Rusia lo hicieron Khachanov (23) y Rublev (22). En España, sin embargo, cuatro de los cinco campeones eran treintañeros. En el top-100 de la ATP sólo hay dos nacionales sub-23, Munar (22) y Davidovich (20), pero están lejos de jugadores de su edad que ya se codean con los grandes: Tsitsipas (21), Zverev (22) y Medvedev (23). La esperanza apunta un poco más allá: Alcaraz (16), Gimeno (18), Kuhn (19)… Y también a la política de la Federación de Miguel Díaz, que ha aumentado las becas y los torneos de promesas.
El baloncesto resuelve su propio dilema. Navarro ya se retiró, Pau Gasol está más fuera que dentro, su hermano Marc se despedirá pronto de la Selección... El relevo no se divisa, a pesar de que los resultados lucen en categorías inferiores. FIBA Europa volvió a destacar a España como la mejor cantera de 2019. El vértigo angustia en el siguiente escalón, porque sólo el 27% de los jugadores de la ACB son españoles. Las cuotas no protegen al nacional, sino al jugador de formación, lo que además fomenta los fichajes de extranjeros en las franjas menores. El oro ha sido “una anomalía maravillosa”, como lo definió Alfonso Reyes. Mientras este panorama se corrige, o no, habrá que confiar en ese talento excepcional que siempre se abre paso: Alocén, Garuba, Aldama… Ya veremos si no se agota.