El pádel saca músculo
El pádel suma cerca de 70.000 licencias, es la 13ª federación española en adeptos, pero los practicantes ascienden a un número bastante más alto, en torno a los cuatro millones, lo que le convierte en el octavo deporte, según la última Encuesta de Hábitos Deportivos, del CSD. El estudio corresponde a 2015, por lo que es muy posible que haya subido peldaños. El 21,9% de los hogares tenía alguna pala en esa fecha. Seguro que Papá Noel o los Reyes Magos traerán en estas Fiestas alguna más. Las cifras confirman la implantación del pádel en España. Uno de los motivos de ese auge es la accesibilidad para todos los públicos, porque no requiere de tanta técnica ni de un espacio tan grande como el tenis, ni de un esfuerzo tan agónico como el squash. Sin embargo, siempre proyectó la sensación de que la popularización no equivalía a un mayor seguimiento de sus competiciones, similar a lo que sucede con el esquí, el atletismo o la natación. Este fin de semana se empeñó en demostrar lo contrario, con el récord de 9.585 aficionados en el Palau Sant Jordi para las semifinales del Master Final.
El World Pádel Tour vuelve a sacar músculo, como ya ocurrió hace un año en Madrid con sus 7.279 espectadores. Un brillante cierre a un curso que ha acabado por primera vez con dos parejas españolas líderes, Navarro-Lebrón y Marrero-Ortega, que sin embargo no han conquistado el Master, sino Lima-Galán y Salazar-Sánchez, lo que dice mucho de la igualdad del circuito. Su hándicap sigue siendo la escasa expansión mundial. De momento ni está considerado un deporte oficial por el COI, porque no cumple los requisitos para el reconocimiento de su federación internacional. Se trabaja en ello. La anulación del torneo de Londres o la chapuza del Mundial de Paraguay son la cara opuesta al espectáculo de Barcelona, dos ejemplos del largo trecho que todavía queda por delante.