Mucho más que un Preolímpico

Las Guerreras llegaron al Mundial con el objetivo de ocupar una de las seis plazas que dan acceso a los Preolímpicos. Para ello tenía que salir con posibilidades de la primera fase, con al menos dos puntos arrastrados que le permitieran fajarse en la segunda ronda. Las cábalas estaban hechas. Era necesario ganar uno de los dos primeros partidos a Rumanía o Hungría, que supuestamente iban a ser sus dos acompañantes en el main round. Las cábalas no se cumplieron, porque se habían quedado cortas: España se impuso en esos dos partidos. Y también porque se apuntó a la fiesta un cuarto país, Montenegro, que cambió el escenario con dos victorias sobre rumanas y húngaras. Esto es deporte. De forma inesperada, la última jornada deparó un España-Montenegro con los dos equipos invictos. Y la Selección lo volvió a hacer, con una remontada trabajada y un triunfo agónico gracias a un disparo final de Alexandrina Cabral. Esta victoria coloca a las Guerreras en la segunda fase con cuatro puntos, el máximo posible. El Preolímpico está a tiro. Y se puede luchar por mucho más.

La Selección no tiene asegurado uno de los seis pases preolímpicos, porque para ello hay que acabar el Mundial en los puestos del segundo al séptimo, con doce equipos en la puja. El oro otorga plaza directa a Tokio 2020, pero eso es otra historia. O no. Sin lanzar las campanas al vuelo, la pulcra primera fase permite pensar en objetivos mayores que entrar en el Preolímpico. Dos de los tres próximos rivales, Suecia y Japón, son accesibles para España, que no fáciles. Y el tercero, Rusia, ya se verá. Las semifinales no son una meta descabellada, están al alcance de estas renacidas Guerreras. Eso dicen las nuevas cábalas. Aunque ya hemos visto que las cuentas no siempre se cumplen. O, si no, que se lo pregunten a Francia, la campeona de Europa, que se ha quedado fuera. Esto es deporte. Y hay que jugar.