Tebas limpia el barro de LaLiga

Las lluvias de estas semanas han sido bravas y viendo los campos constaté una vez más qué poco cierto es eso de que cualquier tiempo pasado fue mejor. Con lluvias así, hace unos cuantos años los campos se hubieran puesto impracticables. Los partidos eran feos y esforzados, cargaban mucho las piernas de los futbolistas y dejaban el resultado en manos del azar. Había que conducir el balón levantándolo en cada toque con la puntera y las equipaciones de los más esforzados se embarraban hasta confundir a unos con otros. Los limpios quedaban mal, porque parecían unos vagos que parasitaban el tenaz trabajo de los otros.

No hace mucho aún se veían partidos así, por ejemplo en Ipurua, en Segunda, difundidos por Canal +. Pues justamente por ahí pasó el Madrid no hace mucho, en día de furiosa lluvia, y el campo estaba imponente. Como en Mendizorroza el otro día. Como en todas partes, prácticamente. Eso da un producto televisivo bello y exportable. LaLiga multaba a los clubes que tenían el campo mal, y eso ha producido un movimiento para adecuarlos a las lluvias fuertes: una capa fértil sobre la que va la hierba, más abajo una capa de grava, que filtra, luego piedra y por fin tuberías, medio metro más abajo que la hierba.

Una adecuación así puede costar 700.000 euros. Y luego se contratan buenos especialistas, como el escocés que cuida Mendizorroza, que por cierto es gaitero y tocó en el funeral de Seve Ballesteros. También se controla la iluminación y el largo del césped. El tiempo en que era de listos regar en el Norte y dejar los campos secos y pelados en el Sur, o combatir el tiqui-taca con la hierba muy alta, se acabó. Nuestro fútbol se va refinando a golpe de decretos de Tebas, al que hay muchas cosas que aplaudir. Las lluvias dan de beber al campo y a los pantanos y producen algunas riadas indeseables. Lo que ya no hacen es enfangar los campos.