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El Clásico pasa de largo...

Sin fútbol entresemana. Como dice el tango, ‘el músculo duerme, la ambición descansa...’ No estamos acostumbrados a prescindir de esta droga cinco días seguidos y se hace raro, más teniendo en cuenta que el fútbol entresemana suele ser el que trae mayores emociones, envuelto las más veces en el papel de regalo de las competiciones europeas. Esta era la semana que Tebas recomendó, una vez fallida la sugerencia de cambiar el orden de los partidos, para jugar el Clásico del pasado 26 de octubre, aplazado por los alborotos en Barcelona tras la sentencia. Pero el Madrid, el Barça y la Federación prefirieron el próximo día 18.

Una lástima. Son raras las ocasiones de una semana vacía en la que el Clásico pueda desplegar todo su tremendo interés sin interferencias y sin interferir. Se rechazó por ‘razones deportivas’. Al Barça, aparte de que no le hizo ninguna gracia el cambio de fecha, le estorbaba ahora el partido porque pillaba tras el Atlético-Barça, todo un arrimón, y el Balón de Oro, al que sabía que tendrían que viajar varios de los suyos, como así fue. Por su parte, el Madrid no quería turbulencias la semana antes del partido en Brujas, que hace tiempo se presentía decisivo, aunque ya no lo es, porque resultados posteriores han sentenciado el grupo.

El 18 el Clásico caerá como una piedra en un charco. Esa semana se estrena el nuevo formato de Copa, con una eliminatoria que incluye partidos entre 10 equipos de regional con 10 de Primera. Una fórmula atrevida que no tendrá la atención que merece por mucho que casi todos los partidos se adelanten o atrasen al 17 o el 19, porque ya se sabe que un Clásico la absorbe toda en diez días a la redonda. Aun considerando las cautelas del Barça y el Madrid, a los que apoyó Rubiales, me temo que en esto también han pesado lo suyo las ganas de meterle otra chinita en el zapato a Tebas, cosa que les gusta mucho a los tres protagonistas de la decisión.