Una bomba. Todo se tuerce demasiado rápido en el Espanyol. Se pasa de una temporada brillante que valió para tocar el cielo europeo a quemarse en los infiernos apenas seis meses después. Se pasa de un ganar 1-0 a Osasuna para aliviarse a perder 1-2 en apenas tres minutos, con un grosero error de Bernardo y otro despiste en el segundo palo. Toda la suerte europea se torna en desgracia en LaLiga, mirado el Espanyol por un tuerto. La salvación ya adquiere tintes de milagro salvo cambio brusco. Y las dudas también apuntan ahora a la directiva, pidiendo su dimisión al mismo tiempo la Grada Canito y la Juvenil, mientras los hinchas de Osasuna celebraban en sus localidades y los más angustiados abandonaban la vergüenza vivida en Cornellà-El Prat.
Soluciones. El Espanyol se quema en el infierno ante la impunidad de una directiva que ha ganado 28 millones este verano en ventas. Poco le importó que se mermara el equipo, incluso Machín tuvo que rectificar cuando pidió un delantero públicamente. Y, entre este fuego, Chen aterriza esta semana para decir que el Espanyol está más saneado que nunca. Una realidad como un templo, aunque o toma medidas ahora en diciembre o quizás el club perico es el más rico del cementerio de Primera.