El éxito de Valverde no es casualidad

Ya fuera el pasado martes por la noche al salir del Santiago Bernabéu o el miércoles en el avión que me llevó a París para un viaje relámpago, todos los periodistas franceses y los aficionados del PSG con quienes me encontré me hablaron de Fede Valverde. El uruguayo fue durante este último partido de la Champions la gran sorpresa para toda esta gente tal y como lo fue hace unas semanas para los madridistas cuando empezaron a verle correr en el campo con su nuevo estatus de titular. El centrocampista es, sin duda, la gran sensación del fútbol europeo de esta temporada e, intentando traducir lo que me confesaron mis compatriotas, se le presenta ahora como un 'pedazo de jugador'. Entiendo perfectamente que esta irrupción sea noticia para todo el mundo pero, con mucha humildad, no lo es para mí.

Porque hace tiempo que me avisaron de que algo grande se estaba cociendo. Cuando Valverde estaba cedido en el Deportivo, recuerdo que una persona cercana al cuerpo técnico del Madrid me dijo: "¿Ves este chico? Pues va a ser muy bueno y a Zidane le encanta. Sólo hace falta que vaya creciendo y que se libere, que no tenga miedo de imponerse en medio de las estrellas del primer equipo". "El azar nunca toca por azar", escribió Jacques Prévert, un poeta francés. Los que piensan que el entrenador merengue ha descubierto al futbolista uruguayo de repente se equivocan gravemente.