Zidane ha recompuesto la máquina
El empate entre el Galatasaray y el Brujas jugado justo antes, provocó que el Madrid se supiera clasificado antes de saltar al campo a jugar contra el PSG. Pero quedaban el objetivo de ser primero de grupo y el prestigio, así que eso no le quitó interés a la noche, lluviosa y fría, muy europea, y cargada de estrellas. Y fue, en efecto, una gran noche, en la que el Madrid desplegó los mejores tramos de juego de la temporada, con largos ratos de fútbol vivo, rápido, preciso, de desmarque y facilidad para verse los unos a los otros. Un juego feliz que nos hace pensar que Zidane ha reparado la máquina. Son los mismos, pero ya no parecen aburridos.
Zidane salió con cuatro medios, en busca de hacerse con el centro del campo, y lo consiguió. El PSG, que empezó sin Neymar, amenazó al principio con salidas de Mbappé por el lado de Marcelo, pero el abrumador buen juego del Madrid acabó por desanimar a todo el equipo parisino, salvo a uno: Keylor Navas. Paró una barbaridad y gracias a él se llegó al descanso con sólo 1-0. Y aun pudo ser 1-1, de no ocurrir que el árbitro, sobre el que nos previno Iturralde en Carrusel, se atocinó, y vía VAR convirtió en el 44’ un penalti del nervioso Courtois en una falta a Marcelo en el medio campo que previamente había dejado pasar.
Luego entró Neymar, pero se instaló en las zonas desmilitarizadas del campo: a mí al pie, los demás a correr. Un veraneante fuera de sitio. Insistiendo, Benzema marcó el segundo (sigue tremendo) aunque a esas alturas ya no estaba ni Hazard (muy dañado por una fea entrada) ni Valverde, cuya retirada desordenó la estructura. Y pasó que de súbito llegaron dos goles del PSG, que dejan al Madrid sin opción al primer puesto. A ultimísima hora Bale, sustituto de Hazard, rozó el 3-2 en un golpe franco que fue al palo. Pero queda la constancia de que el equipo ha vuelto, que no es de once, sino de casi veinte, y que permite soñar con todo.