Isco, ahora o vete
El penúltimo tren. Soy de los que me niego a aceptar el declive de Isco Alarcón como un hecho consumado. La distancia entre ser un jugador de época, el talento lo tiene, o un jugador al que ya se le pasó el arroz, es demasiado corta. Entre la confianza plena de Lopetegui y la sospecha habitual de Solari hay un enorme caudal de talento desaprovechado. La confianza es el sustento del futbolista. Como si los astros se hubiesen alineado, las lesiones de Asensio, James, Lucas, la desconfianza de Zidane en Vinicius y el hartazgo del madridismo con Bale le pueden devolver al centro del escenario, el lugar del que nunca debió partir. Incluso, el regreso de Luis Enrique a la Selección, con vistas a la Eurocopa, puede ser asumido como la inyección de ilusión a un nuevo sueño. Si Isco no vuelve ahora, es mejor que se marche, por muy difícil que sea dejar el Real Madrid.
Bale, gol, Madrid. No hay otra ecuación posible para revertir el hartazgo del madridismo. Lo de Bale no es una guerra de los medios, es una evidencia que se le ha ido la mano en su inadaptación, en su exhibición de felicidad con su selección, nunca vista de blanco. El Bernabéu va a ser un termómetro inequívoco del afecto, o más bien del desafecto, por quien nunca hizo el esfuerzo de ganar el corazón del aficionado blanco, teniendo el talento para ello. Bale no ha sabido o no ha querido romper la barrera del cariño, poniéndose los galones que dejó Cristiano. Ese hueco no se ha cubierto.
De Odegaard a Vinicius. Ni con virus FIFA, Zizou ha considerado conveniente meter al brasileño en la convocatoria del Madrid. Vini masculló su desazón en la Davis. A veces, es mejor dar dos pasos para atrás para dar el gran salto. Eso fue lo que hizo Odegaard. El jovencísimo con talento que se fue a Holanda es ahora un cañón de centrocampista. A su calidad se unen un desarrollo físico y una actitud profesional incontestables. Ya no es sólo la cantidad de últimos pases en zona de peligro, ni su llegada desde segunda línea, es el jugador con mayor despliegue físico de la Real con unos ratios sorprendentes. Es una de las sensaciones de LaLiga por méritos propios. Achraf es otro buen ejemplo y su reverso bien podría ser Odriozola. Quizás sea el momento de que Vinicius piense en otros aires para ganar la pausa y recuperar la sonrisa que le haga volver siendo, además de un talentazo, un futbolista hecho y derecho.