"Podemos perder por veinte..."
"Scariolo me ha dicho que podemos ganar por 20..., o perder por 20". Jorge Garbajosa temblaba el 23 de noviembre de 2017 antes de volar a Montenegro. Scariolo, por cierto, se había olvidado la maleta de mano en la zona de facturación... Toca madera. Las Ventanas eran un viaje al vacío que empezó con Colom, Jaime, Rabaseda, Llovet y Fran; y terminó con el quinteto de seguridad, Ricky, Llull, Rudy, Claver y Marc, levantando el trofeo Naismith. El término hazaña es apropiado.
De aquella imagen de Garbajosa a oscuras y en soledad a las afueras del Moraca Sports Center, al que celebraba el Mundial en la intimidad en la primera planta del hotel Shangri-lá, podían haber cambiado muchas cosas menos una. Su respeto a la liturgia del vestuario. Garbajosa ya había ensayado con éxito esa conservación del espacio sagrado en el Mundial de Tenerife cuando más dudas había sobre las chicas de Mondelo, y lo volvió a proyectar en Belgrado con las reinas de Europa, cuyo ciclo hegemónico que se extiende desde 2001 (nueve medallas en diez Eurobasket). "Ellos ya han ganado", decía Garbajosa antes de la final del Wukesong. Era quitar presión a los jugadores. Pero también decir la verdad. España se había pasado por alto hasta el pleno del viernes en los Ayuntamientos para ver la semifinal contra Australia. La final fue contra Argentina. Nadie sabe si Scariolo le dijo a Garbajosa si podían perder por veinte. Pero ganamos, concretamente, por veinte.