Alberto Puig y su responsabilidad con Lorenzo
La debacle absoluta de Lorenzo con la Honda era difícil de pronosticar, casi imposible diría. No me refiero a anticipar cuál sería su rendimiento con la nueva moto, lo que que nadie esperaba era el desastre en el que se ha convertido el proyecto. Cal Crutchlow asegura ahora que sí lo vio venir y que incluso avisó a la marca. No dudo de que sea así porque tiene todo el sentido, su experiencia le hace acreedor de conocimientos que a los simples observadores se nos escapan. Precisamente a propósito de esto, llevo tiempo dándole vueltas a la cuota de responsabilidad de Alberto Puig en semejante desaguisado. El jefe de la escudería Repsol Honda fue quien decidió fichar a Lorenzo cuando Pedrosa anunció su retirada, pero de momento no le he escuchado decir ni una sola vez que se equivocó en su elección…
El palmarés de Jorge no admite muchas interpretaciones y avala que se trata de un grandísimo piloto, un campeón con todas las de la ley. Hasta ahí llegamos cualquiera, teniendo ese parámetro como única referencia su llegada a Honda estaba más que justificada. Sin embargo, quizá Puig debió ir un paso más allá, considerar argumentos como los que ahora esgrime Crutchlow y que, según sus declaraciones, Alberto debía conocer. Y hay más. La carrera deportiva del catalán ha estado siempre ligada, desde 1994 de forma ininterrumpida, a la marca del ‘ala dorada’.
Como piloto, buscando nuevos talentos, como representante de Pedrosa y, desde 2018, sustituyendo a Livio Suppo al frente del equipo oficial HRC. Con semejante bagaje, ¿no debió valorar si la RCV era una moto para el recién llegado? ¿Analizó si las diferencias respecto a la Yamaha de los triunfos de Jorge eran superables? ¿Carecía de datos para albergar dudas al respecto? Insisto en que prever lo que ahora sabemos era complicadísimo, pero también me parece evidente que si alguien debió hacerlo fue Puig, en la que ha sido quizá su única decisión relevante al frente del equipo de referencia en MotoGP.