"¡Calderón, fírmame las zapatillas!"

José Manuel Calderón anuncia este lunes su retirada del basket en Nueva York, en Estados Unidos, el país donde fraguó gran parte de su carrera. El extremeño fue el cuarto español que emigró a la NBA, donde ostenta algún récord como el porcentaje de tiros libres (151 de 154: un 98,1%). Su adiós cierra otra puerta de la Edad de Oro, de ese deslumbrante periodo, sobre todo la primera década del Siglo XXI, en el que igual se levantaban las copas mundiales de fútbol, baloncesto o balonmano; que se ganaba un Tour, un Giro, un Roland Garros, un Wimbledon, una Davis, o la Fórmula 1. Algún año, incluso, cayeron varias de esas cosas a la vez, en los deportes más mediáticos. Eran los tiempos en los que surgió la bravuconada: "Soy español, ¿a qué quieres que te gane?". Aquella época estelar, que no ha expirado del todo, pendía de unas figuras principales: Nadal, Gasol, Alonso, Iniesta, Casillas, Contador… Y había unos acompañantes de lujo, que brillaban con una luz cercana. Calderón era uno de ellos: el base titular del Mundial de Japón 2006. Una pieza imprescindible de un engranaje perfecto.

De una tarde de aquellas, en octubre de 2007, aún me llega fresco el recuerdo de un niño que se desgañitaba en la grada del Palacio de Deportes durante un amistoso Real Madrid-Toronto Raptors: "¡Calderón, fírmame las zapatillas!". Así se tiró todo el partido. José estaba en su apogeo. No me consta si el chaval logró el objetivo, pero sí que en esos años hubo muchos como él, que soñaban con ser Calderón, Navarro, Garbajosa o Pau Gasol. El de Villanueva de la Serena se retiró de la Selección tras el bronce olímpico de Río 2016. Ahora, con 38 años y sin ofertas de interés, deja la NBA como jugador en activo, aunque seguirá luchando por la canasta. Calderón triunfó en América, igual que lo hizo con España, o antes en la ACB. Su ejemplo es un referente. ¡Fírmanos las zapatillas!