La pérdida de calidad explica el inmovilismo
En su primera temporada completa en el banquillo blanco, Zidane dejó como legado un arrojo sin precedentes a la hora de cambiar prácticamente a todo el equipo cada tres días para mantener a toda la plantilla fresca y con las orejas tiesas. Su Plan A era buenísimo, pero el Plan B no se quedaba atrás y la jugada le salió redonda: ganó Liga y Champions con un vestuario rendido a sus pies porque todos se habían sentido importantes. Por eso extraña aún más que se haya ido al extremo contrario y le cueste incluso agotar los cambios en los partidos. Lesiones al margen, la explicación pasa por la pérdida de calidad de la plantilla en las dos últimas temporadas y media.
Entre los que se han ido (los 50 goles de Cristiano) y los que se han dejado ir (con Isco y Marcelo a la cabeza) los recursos han bajado por mucho que los que mandan en la institución se empeñen en vender una película diferente. Sólo Hazard ha llegado como titular indiscutible, rodeado de meritorios con gran futuro pero con menos presente del que se empeñan en vender los aparatos de propaganda del club. Zidane prefiere no hacer cambios a contar en momentos trascendentes con futbolistas que no le ofrecen garantías. Si le sale mal deberá asumir las consecuencias, pero volverán a irse de rositas los principales responsables de la pérdida de talento y competitividad de esta plantilla. Y esos no se sientan en el banquillo.