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¿Y si el equipo no da para más?

La temporada pasada el Celta jugó 40 encuentros oficiales y ganó diez. Esta campaña van diez y ha sumado dos victorias. Es decir, si doblega esta semana al Betis o al Getafe estará en sus números. A este equipo que se impone en un 25% de los partidos se le considera un aspirante a Europa. ¿Cuál es el motivo de colgarle ese cartel al decimoséptimo clasificado del pasado ejercicio? Los fichajes. Realizó siete este verano: tres nunca habían jugado en Primera y los otros cuatro, los más ilusionantes para la afición por tratarse de canteranos, no entraban en los planes de sus entrenadores. Hay otro aspecto que conviene destacar con la frialdad de los números en la mano. El club vigués vendió en el último mercado a un delantero que en dos años marcó 30 goles, a Maxi Gómez.

Las cuentas no salen para exigirle a este proyecto clasificarse entre los siete primeros. Las expectativas se generaron con el corazón y solo el amor ciego por unos colores impide ver lo que sucede cada jornada sobre el césped. Mientras los futbolistas celestes son habitualmente superados en los duelos individuales por sus rivales, las miradas se dirigen al banquillo. Tres entrenadores han dirigido al Celta en un año y está a punto de hacerlo un cuarto. Cada uno ha intentando aplicar una filosofía diferente y ninguna ha funcionado. Evitar el descenso, la realidad de este equipo, sigue dependiendo de la inspiración de Aspas.