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Otro mundial en extranjeros

La competición ACB se presentó en septiembre insuflada de esperanza por el reciente oro mundial de la Selección. Ha pasado justo un mes desde aquel acto previo a la Supercopa cuando la Liga Endesa celebra su quinta jornada a la estela de un dato en el que España también es campeona del Mundo: el número de jugadores extranjeros. El Informe Internacional de Migración de Baloncesto, que publica la FIBA, ha vuelto a colocar a la Liga ACB por quinto año como líder en foráneos o, lo que es igual, como el campeonato con menos nacionales. En el curso 2018-19 hubo un 70,1% de extranjeros. Y en el actual, sin necesidad de esperar a los cálculos federativos, el porcentaje es similar: el 69,5%. De los 239 jugadores del torneo, 73 son españoles (ocho de ellos, nacionalizados).

"El oro mundial oculta la falta de españoles en la Liga”, dijo Alfonso Reyes, el presidente del sindicato de jugadores (ABP), en un reciente desayuno. El discurso no es nuevo, como tampoco lo es el problema, de difícil solución. Al hilo de la normativa europea, el cupo actual no es de nacionales, sino de cuatro jugadores de formación que hayan estado tres años en el país entre los 14 y 20 de edad. El obstáculo se acentúa por el hecho de que los clubes cada vez traen a más extranjeros para nutrir las canteras. Una fórmula para dar minutos a los jóvenes podría ser en las divisiones anteriores a la ACB, pero también es lícito que en la LEB Oro quieran competir con estructuras parecidas al destino al que aspiran. El único remedio, a la vista del oscuro panorama, es que los propios clubes se mentalicen del negro futuro y acepten unos cupos de españoles que no fueran sólo para calentar banquillo, aunque la propuesta es bastante idealista e ingenua, porque los equipos, salvo excepciones como el Valencia, pretenden todo lo contrario: la liberación total del mercado. La Selección es un milagro.