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Homenaje de Sergio al olimpismo

Sergio Ramos ha dejado caer que le gustaría estar en los Juegos de Tokio. He aquí otro futbolista que lo tiene todo en su deporte, pero añora la gloria de haber participado en unos Juegos Olímpicos. Digo otro,porque en diferentes momentos Casillas y Ronaldo, ahítos también de títulos en el fútbol profesional, me comentaron que echan en falta eso en su carrera: una participación olímpica, al menos una, el desfile, vivir ese ambiente, quizá una medalla... Ambos pudieron hacerlo en su momento, pero pusieron por delante un trance en su incipiente carrera que les aconsejó evitar esa ausencia en un verano que podía ser crucial para su futuro.

Es curioso, porque el fútbol y el olimpismo siempre se miraron con recelo. El fútbol se profesionalizó antes que nadie y a finales de los veinte fue expulsado del movimiento olímpico. Por eso creó su propio Mundial. Se le readmitió para 1936 con estrictos ‘amateurs’. El fútbol olímpico fue algo menor y lo ha seguido siendo una vez que Samaranch derribó el tabú del profesionalismo. Admitido que los deportistas cobraran, el fútbol ya no tenía barreras, pero había desarrollado su propio Mundial. Comía aparte. Convirtió el torneo olímpico en una especie de torneo de promesas. Juegan los Sub-23, con permiso para que vayan tres que pasen esa edad.

Una de esas plazas es lo que solicita Sergio Ramos a media voz. Pero será difícil. Por lógica y justicia se da preferencia a los que consiguieron la clasificación. Y entre ellos hay nueve que para esas fechas habrán pasado la edad límite. Es justo que las plazas de mayores sean para tres de los nueve. Sergio Ramos sería todo un cartel y sus méritos están ahí, pero su presencia en Tokio sería forzar mucho las cosas, aparte de sacarle del Madrid en unas fechas muy comerciales. Pero su pretensión representa todo un homenaje al olimpismo. Confirma que hasta los más grandes futbolistas otorgan al hecho olímpico un rango superior. Y lo echan de menos.