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Seis cambios por partido

Un debate abierto. No son pocos los profesionales del fútbol que empiezan a pedir entre bambalinas y que pronto expresarán públicamente la necesidad de un cambio que tiene que ver con el número de sustituciones por partido y que sólo ven ventajas en duplicarlas, o sea pasar de las tres actuales hasta seis e incluso siete. El cuarto cambio que se permite hacer desde esta temporada en las prórrogas de la Champions League les parece un brindis al sol para un número ínfimo de partidos. Su teoría es que el espectáculo no se resentiría en cuanto a la duración porque se podrían abrir dos ventanas de dos o tres cambios de golpe y darle la única excepcionalidad de sustituir en caso de lesión. Bien pensado tiene bastante sentido. La ventaja más evidente y que casi suena indiscutible sería evitar el altísimo número de lesiones actual, pero la añaden otros argumentos a tener en cuenta: la gestión de plantillas de veinticinco jugadores sería mucho más equitativa y los clubes conseguirían una mayor exposición de todos sus futbolistas.

No sólo beneficia a los grandes. Esta teoría se suele cuestionar porque la posibilidad de cambiar a seis jugadores favorece a los grandes por su teórico mayor fondo de armario. Sin embargo, los pequeños tendrían la posibilidad de renovar su fuerza y su energía durante los partidos, o sea mantener la intensidad durante los 90 minutos e intentar igualar la mayor calidad de sus rivales. Para los entrenadores supondría un nuevo reto táctico, ya que los partidos tendrían nuevos y diferentes matices con la inclusión de jugadores frescos.

Los Juegos de Ramos. A falta de que el propio Sergio se pronuncie al respecto, el interesado debate sobre la posible presencia de Ramos en los Juegos Olímpicos de Tokio se ha abierto. Por mucha ansia de trascender que tenga el capitán de la Selección, ya sea en forma de palmarés, de récord de partidos con el Real Madrid y con la Selección española o de serie en Amazon, alcanzar un nivel como el de Rafa Nadal o el de Pau Gasol, en el imaginario de los aficionados tiene que ver con intangibles que van mucho más allá de los resultados o de los títulos. En caso de hacerse realidad, supongo que el Real Madrid pondría el grito en el cielo y con razón. El club blanco no tragaría con el hecho de que su capitán se perdiese casi dos meses y medio de competición para jugar la Eurocopa y los Juegos, con sus respectivas preparaciones. Le toca hablar a Ramos…